Transmutación
Lautaro Sánchez, 2024.
Transmutación
La humanidad como la conocemos está constantemente mutando hacia un nuevo estadio. Nuestra naturaleza está siendo atravesada y modificada por las tecnologías que hemos creado como especie; y de las cuales hoy parecieramos ser inseparables. Los procesos de representación pictóricas, fotográficas o fílmicas (sin contar excepciones como el 3D), conllevan una transmutación del cuerpo humano, el cual pasa a ser una figura bidimensional. Este proceso ha ido modificando nuestra percepción del mundo. La obra propone, a través de la creación de un cuerpo digital, devolverle a las imágenes del cuerpo humano su tridimensionalidad.
Desarrollo técnico, estético y conceptual Iniciar la acción pulsando la tecla “a”
Transmutación se compone de un cubo tridimensional cuyas caras son imágenes de radiografías. Estas imágenes están integradas en un video que se visualiza en loop en cada una de las caras del cubo, las cuales comienzan su movimiento una vez que el usuario inicia la acción pulsando la tecla “a”; permitiendo con una simple interacción generar distintas perspectivas de la figura. En el plano sonoro la obra está dotada de un efecto de sonido monótono de naturaleza electrónica. La intención de este sonido es de acompañar y contextualizar las imágenes.
La búsqueda de la obra es generar una nueva perspectiva tridimensional usando imagenes bidimensionales. El uso del código activa una acción que quiebra la bidimensionalidad de la imágen, generando un nuevo significado a través de la tridimensionalidad de la figura. Inke Arns, en su texto “El código como acto de habla performativo (2005)”, describe de esta forma el arte software:
“El arte software implica una actividad artística que gracias a su propio medio -o mas bien, al material- permite la reflexión crítica sobre el software (y su impacto cultural). Según Florian Cramer, el arte software destaca los subtextos estéticos y políticos de comandos técnicos aparentemente neutrales” (1).
Me parece interesante traer a colación estos conceptos en relación a la obra, en la cual la aparición de la tercera dimensión invita al espectador a reflexionar sobre las capas de sentido que subyacen debajo de imágenes aparentemente neutrales. Cada imágen existente es el resultado de años de investigación e inversión en avances tecnológicos que la hiceron posible, lo que inevitablemente carga a las imágenes de un subtexto político y cultural que se esconden a simple vista.
Siguiendo las reflexiones de César Aira sobre el arte contemporáneo, me parece interesante el análisis que hace sobre el rol de “lo bueno” dentro del arte:
“El arte no es arte si se lo hace bien (es decir si se lo somete a valores ya establecidos). Al arte no es necesario hacerlo bien (…) Si es arte, o para que sea arte, debe crear valores nuevos; no necesita ser bueno, al contrario: si se lo puede calificar de bueno es porque está obedeciendo a parámetros de calidad ya fijados (…) Crear valores es intervenir en la historia personal del espectador. Crearle un gusto, darle una nueva mirada… “ (2).
Para Aira, una obra de arte bien hecha es una obra que responde a canones ya establecidos. Me parece interesante tomar esta idea como enfoque para trabajar a partir de imagenes ya existentes, manipulandolas para crear nuevos valores éticos y estéticos (tanto en la mirada del espectador como en la propia). No se trata de generar imágenes bellas, sino de atacar su veracidad y su presunción de inocencia.
Bibliografía
(1) - ARNS, Inke. (2005). “El código como acto de habla performativo”. En Revista Artnodes, Julio de 2005, ISSN 1695-5951.
(2) - AIRA, César. ([2013], 2016). “Sobre el arte contemporáneo” en Sobre el arte contemporáneo. Buenos Aires: Literatura Random House, pp. 11-56.