Agustin Matamala, 2024.

Perspectiva

Esta obra de arte generativo explora cómo el entorno y las formas visuales pueden reorganizarse para ofrecer diferentes puntos de vista, sin imponer una narrativa específica al espectador. La pieza presenta una figura central en un espacio tridimensional rodeada de una paleta de colores que cambia constantemente. Los colores y formas se transforman según el ángulo de observación, sugiriendo que el espacio, aunque parece fijo, está en constante cambio. La combinación de estos elementos visuales permite que cada espectador observe el entorno de una forma única, ajustando su perspectiva para ver cómo los colores y las formas interactúan entre sí. Inspirada en el “Desnudo bajando una escalera” de Marcel Duchamp y el arte visual de Felipe Pantone.

Desarrollo técnico, estético y conceptual

La obra se estructura en capas de color y forma que crean un entorno visual en constante cambio, inspirado en el arte geométrico y el uso de colores intensos. Esta pieza presenta una figura en ascenso situada sobre una serie de estructuras cúbicas y coloridas. A medida que el espectador cambia el ángulo de observación, estas formas responden visualmente, ofreciendo nuevas configuraciones y mezclas de color. Según Inke Arns, el «arte generativo» se caracteriza por ser “una herramienta de procedimiento que capacita al artista o diseñador para ‘sintetizar […] una serie de acontecimientos […] en constante cambio’” (Arns, 2005). En este sentido, la obra no es estática, sino que se reconfigura en respuesta a la posición del observador, creando una experiencia visual flexible.

La segunda capa de la obra introduce variaciones en la inclinación y rotación de las formas, mostrando cómo el espacio se adapta y reorganiza según la perspectiva. Esto refleja la idea planteada por César Aira sobre el arte contemporáneo, que “podría ser la realización de la teleología del modernismo” al asumir su rol en el presente, sin la necesidad de anticipar un futuro o imponer una narrativa lineal (Aira, 2013). Esta capa de elementos en movimiento permite al espectador descubrir múltiples interpretaciones del entorno sin depender de una estructura fija o de una única visión, dejando abierta la percepción de cada ángulo y posición.

Finalmente, la obra presenta un fondo oscuro constante que enmarca las variaciones en el primer plano y refuerza la idea de un entorno que se transforma según el punto de vista del observador. En lugar de ofrecer una representación fija, la obra permite que cada interacción y perspectiva construya una versión única del entorno visual. Así, esta pieza permite que el código y los elementos generativos actúen como una estructura abierta, capaz de adaptarse a distintas miradas. De este modo, la obra plantea cómo la percepción puede construirse desde distintos puntos de vista sin imponer una narrativa particular, permitiendo a cada observador descubrir su propia interpretación dentro del entorno visual.

Bibliografía

AIRA, César. (2013). Sobre el arte contemporáneo

ARNS, Inke. (2005). El código como acto de habla performativo