Mercedes Maudet, 2024

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La obra busca representar la pérdida de foco que se percibe cada vez más en nuestra vida, marcada por la sobreestimulación de la realidad digital y física, que se encuentra plagada de publicidades, ruidos e imágenes. Incluso en los espacios que elegimos habitar, esa sobrecarga sensorial se manifiesta de manera persistente. Irónicamente, intentamos escapar sumergiéndonos más profundamente en aquello de lo que deseamos huir.

El primer paso es prender las pantallas con un simple click.

Desarrollo técnico, estético y conceptual

“Hay que ser rápido si uno quiere ver algo. Todo desaparece” dice Paul Cézanne. Fricke responde: “Si Paul Cézanne viviera hoy en día vería confirmado sus temores de manera alarmante.” (Fricke, 1999, pp. 577). Esta situación sigue tan vigente como hace 24 años. La sobreestimulación por la incesante producción de contenido que ya parece interminable hace imposible poder ponerse al día. De repente todo exige nuestra atención y con tanta información de fácil acceso ya no se sabe a dónde mirar. Y si después de la Revolución industrial y las guerras mundiales todo parecía sofocante, hoy en día ni hay tiempo para ahogarse.

El arte contemporáneo plantea su imposibilidad de ser fielmente representado porque como bien dice Aira en Sobre el arte contemporáneo: “no se puede fotografiar un concepto” (Aira, 2013, pp. 13). Por esto, se exige al espectador moverse, ir hacia donde está la obra y vivirla en carne propia. En esta época, resulta cada vez más difícil lograr que las personas abandonen el consumo perpetuo de contenido simplificado para experimentar formas un poco más complejas. Es más, si no lo pueden entender se frustran y vuelven a esos espacios virtuales en busca de validación, ¿cómo puede ser que una pila de caramelos se considere arte? Paradójicamente, luego ven algo aún más absurdo en alguna aplicación y se sorprenden por su “genialidad”. Sin embargo, esa aparente genialidad carece tanto de sustento como de retórica, al contrario de esa pila de caramelos que tanto aborrecen. Aira lo resume perfectamente, “el objeto se vuelve secundario respecto del relato del que emerge.” (Aira, 2013, pp. 16). Él lo dice, el arte contemporáneo “… ha anulado el tiempo comprimiendo al presente…” (Aira, 2013, pp. 15) y en una época en la que se siente que reina la ansiedad (futuro) y depresión (pasado), este arte viene a perturbar e incomodar para el que le quiera prestar atención.

Con este escrito no se quiere caer en la postura de un estudiante de arte más quejándose de que las personas no comprenden las obras como él lo hace. En primer lugar, porque resulta difícil tener el conocimiento y el ojo crítico necesario para comprenderlas en su totalidad. Segundo, es muy fácil sentirse atraído por este tipo de contenido y que este se vuelva una obsesión. De repente, eso es todo: termina, la pantalla se apaga y allí se devuelve tu reflejo. En ese momento surge la realización de que pasaste 6 horas haciendo nada, viendo nada y consumiendo contenido que no significa nada.

La obra de por sí es una contradicción, hecha en y para el mismo medio que quiere criticar. Arns explica: “el arte software dirige nuestra atención hacia el hecho de que nuestro entorno (de medios) se apoya cada vez más en estructuras programadas.” (Arns, 2005, pp. 10). Todo lo que nos rodea comienza a tener un nivel de programación, es imposible huir de este hecho. Criticar lo que se hizo con estas estructuras desde el medio, a mi parecer, refuerza el mensaje. Comunicar a través de lo mismo que se critica tiene, en mi opinión, más peso que hacerlo en algo completamente ajeno.

Entonces, ¿Qué pasa cuando no nos podemos enfocar porque todo lo que nos rodea exige nuestra atención? ¿Qué queda si no logramos ni hacer ni crear por esta falta? ¿Qué pasa cuando no necesitamos hacer para sentir placer? ¿Qué queda cuando no queda nada?

La obra busca plantear estas preguntas mediante el uso tanto de los recursos propios del medio como de su combinación con otros (como el sonido y las grabaciones). Actúa como observadora redirigiendo la atención al usuario, ese mismo que fue incapaz de consagrarla. Todo culmina con un espejo negro y un ruido blanco.

Bibliografía

AIRA, César. ([2013], 2016). “Sobre el arte contemporáneo” en Sobre el arte contemporáneo. Buenos Aires: Literatura Random House, pp. 11-56. (DAA: 1:02m)

FRICKE, Christiane. (1999). “Nuevos Medios”. En “AAVV. Arte de siglo XX. Vol. II. München: Taschen. pp.576-590.

ARNS, Inke. (2005). “El código como acto de habla performativo”. En Revista Artnodes, Julio de 2005, ISSN 1695-5951