Ramiro Arambarri, 2023.

Esfuerzos aleatorios

La obra “Esfuerzos aleatorios” consta de dos partes. La primera parte consiste en una pantalla negra sobre la que líneas blancas se generan aleatoriamente construyendo rostros de manera esquemática. Transcurrido un segundo la pantalla se reinicia. El proceso se repite cuatro veces y media, y luego la obra pasa abruptamente a su segunda parte, que es simplemente una pantalla en negro.

Desarrollo técnico, estético y conceptual

La obra “Esfuerzos aleatorios” sigue una estética de líneas rectas en blanco y negro , inspirada en las imágenes “Vertical - Horizontal Number Three” (1964) y “Gaussian – Quadratic” (1963) creadas por A. Michael Noll. En este caso se eligió que las líneas fueran blancas sobre fondo negro, buscando un efecto más brillante. La pieza se divide en dos partes, y en cada una de ellas la manera en la que interactúa con el espectador es radicalmente distinta. En la primera parte, el estímulo es confuso e impactante. El ojo intenta seguir el movimiento impredecible y veloz de las líneas. Simultáneamente, busca leer alguna expresión en los rostros que se forman, lo que es frustrado por los veloces reinicios. El acto de pensar es imposible durante esta primera parte. La visión llena, aturde, toda la mente del espectador durante los 4,5 segundos que dura.

La segunda parte es por completo opuesta. Nada ocurre en la pantalla, todo se da en la mente del espectador. La primera parte termina antes de que este concluya su análisis visual. La sensación que se produce es la de que la animación podría haber seguido repitiendose durante un tiempo indeterminado, infinito, pero que fue cortada o simplemente dejó de reproducirse. Por primera vez, el espectador reflexiona sobre qué fue lo que vio, sobre el rostro cambiante. Esto puede ocurrir porque el rostro ya no se muestra. Puede que el espectador quisiera seguir mirando las líneas evanescentes. Este deseo solo puede existir porque las líneas ya no están. La pantalla queda en negro, lo que propicia que el espectador pueda seguir observando, si lo desea, la imagen grabada en la retina. En todo caso, los procesos más interesantes que ocurren en la mente del espectador solo se dan cuando la obra ya terminó. De modo que adquiere valor cuando pierde su materialidad.

La obra nunca se repite de forma idéntica, ya que es genera en el momento por medio de un algoritmo. Lo único permanente es este algoritmo. Cada reproducción solo existe durante los escasos instantes que dura. Esto hace que, “Esfuerzos aleatorios” tenga un componente de Happening o de obra que se pone en escena mediante unas instrucciones, aunque estas sean instrucciones para una máquina. Esto, junto con el valor que obtiene por su desmaterialización, la transforman en una obra moderna en el sentido que Nathalie Heinich describe en “La obra más allá́ del objeto” (2014).

Por último, la perplejidad que se busca con la detención abrupta de la animación hace que la obra vaya más allá de su propia longitud, explorando los límites de la obra audiovisual tal como plantea Jose Luis Brea en su “Breve -y desordenado- antiglosario-o diccionario de tópicos-sobre el arte electrónico” (2002).

Bibliografía

HEINICH, Nathalie. ([2014], 2017). “La obra más allá del objeto” en El paradigma del arte contemporáneo: estructuras de una revolución artística. Madrid: Casimiro, pp. 95-119. (DAA: 39m)

BREA, José Luis. (2002). “Breve (y desordenado) antiglosario –o diccionario de tópicos- sobre el arte electrónico” en La era postmedia. Acción comunicativa, prácticas (post)artísticas