Florencia Ferrari, 2023.

Como en casa

Vení, pasá. Sentate, acostate. Ponete cómodo. Como en casa es mi habitación, es tu habitación, es nuestra habitación. Siendo el lugar donde pasamos la mayor parte de nuestras horas, ¿qué circula dentro de esas cuatro paredes? ¿Qué consumimos? ¿Es nuestro refugio o es el lugar donde poco a poco pasamos a formar parte de la “máquina deseante”?

Paredes permeables, permeables a las nuevas tecnologías, a las instrucciones que consumimos día a día del deber ser. ¿Se convirtió mi habitación en un santuario que glorifica la juventud, la sexualidad, dinero, placer y poder?

Desarrollo técnico, estético y conceptual

Vení, pasá. Sentate, acostate. Ponete cómodo. Como en casa es mi habitación, es tu habitación, es nuestra habitación.

Habitación, palabra compuesta del verbo «habitar» y del sufijo «ción» que indica efecto, hecho o acción de.

Siendo el lugar donde pasamos la mayor parte de nuestras horas, ¿qué circula dentro de esas cuatro paredes? ¿Qué consumimos? ¿Es nuestro refugio o es el lugar donde poco a poco pasamos a formar parte de la “máquina deseante”?

Como dice Taylor, “los deseos y las aspiraciones personales, o “propios”, son a veces el resultado de una máquina deseante, en las palabras de Deleuze y Guattari, muy ajena a nuestra realidad.

Paredes permeables, permeables a las nuevas tecnologías, a las instrucciones que consumimos día a día del deber ser. ¿Se convirtió mi habitación en un santuario que glorifica la juventud, la sexualidad, dinero, placer y poder?

“Vivimos en un mundo saturado de modelos e instrucciones para el comportamiento exitoso; cómo llamar la atención de los demás, cómo triunfar, seducir, exigir… Todo, tal cual parece, se ha convertido en parte o símbolo de nuestros cuerpos.” (Taylor, 2012)

¿Puede ser que, de repente, nuestra habitación pasó de ser un lugar seguro donde nos encontrábamos con nosotros mismos, a ser el lugar donde nos construimos como individuos a partir de fuerzas externas? ¿Fuerzas no propias? ¿Falsos deseos?

Las investigadoras argentinas Bard y Magallanes dicen: “Hoy, Instagram es una de las redes sociales donde la imagen del cuerpo es un camino para hacer negocios como estrategia tecno-económica misma de autopromoción y venta en las redes sociales.”

El cuerpo humano se ha convertido en un proyecto por realizarse, un desempeño más, dentro de un sistema de representaciones mediado por las nuevas tecnologías digitales. (Taylor, 2012).

Por otro lado, Bard y Magallanes también hacen hincapié en el contexto neoliberal: “Asimismo, el contexto neoliberal donde prima el individualismo y la politización liberal de los cuerpos visibiliza la soledad impuesta en la que vivimos, donde la incertidumbre de la flexibilización y labilidad de los derechos sociales fomentan la autoexigencia y la responsabilidad de una misma por las trayectorias que construye.”

“… el sistema nos vende cuerpos y fantasías que jamás se podrán realizar.” “Según nuestra sociedad del espectáculo, el cuerpo es algo que se puede adquirir, entrenar, perfeccionar, diseñar, lucir y preservar para siempre.” (Taylor, 2012).

Como en casa es un espacio 3D que se puede recorrer con el mouse, con una canción que suena en loop y puede transmitir ternura y terror al mismo tiempo. Las imágenes son fotografías del bailarín Anton Dolin, tomadas en 1941 por el fotógrafo Carl Van Vechten.

Bibliografía

BARD, G. y MAGALLANES, M. (2021). Instagram: La búsqueda de la felicidad desde la autopromoción de la imagen. Culturales, 9, e519. https://doi.org/10.22234/recu.20210901.e519

TAYLOR, Diana. (2012). 6. Los nuevos usos de performance.